sábado, 2 de febrero de 2019

Martina y sus Cachitos (4). Todo comienzo es divertido




   Me llevó un tiempo vaciar las cajas y colocar tantas cosas, pero era divertido, necesitaba aires nuevos y aquí lo tenía. Todo comienzo es divertido, supongo que esto es lo que he sacado después de mi puesta en práctica con tantas mudanzas a mis espaldas.

   Desde muy pequeñita y por la profesión y el modo de vida (por llamarlo de alguna forma) que había decidido llevar mi padre, hemos estado yendo de un lado para otro, no sólo dentro de España, sino también por diversos países. Culo de mal asiento. Yo prefiero llamarlo así, ojo, y me incluyo, no se si eso es algo hereditario, pero quien sabe... como digo yo, creo que lo llevo en la sangre. 

   He aprendido a disfrutar y saborear cada traslado. El misterio... Una cultura nueva, un idioma nuevo... gente nueva, calles nuevas, montañas nuevas... Y esto me atraía bastante, ya contaba los días para poder calzarme las botas de montaña y salir a perderme por aquellas montañas que se alzaban ante mis ojos.

   Pues ahora se repetía un nuevo ciclo, y algo me decía que esta vez iba a ser muy, muy distinto a cualquier otro...

   Tres semanas. Tiempo en que ya me había instalado completamente. Me había incorporado a mi nuevo puesto de trabajo. Había encontrado la mejor guardería del pueblo y ya podíamos decir que estábamos preparadas para recibir nuestra primera visita.

   Aprovechando que en unos días era mi cumpleaños, invité a la pandilla de travesuras, con los que he pasado los mejores momentos en el mundo audiovisual y a los que hacía tiempo que no veía y deseosos estaban de subir al norte. Así que allí estaban. Preparados para un intenso fin de semana. 



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