domingo, 25 de marzo de 2018

Desde el cielo..



   Quería empezar esta carta con un "Hola mi Princesa..." pero no estaría siendo justa.. así que empezaré así...

   Hola mi "Pequeña Valiente".. y aún así me quedo corta.. muy corta.. porque lo has sido todo para mí. Mi regalo, mi tesoro, mi alegría, mis sonrisas, mis miedos, mis preocupaciones.. mi último beso de buenas noches.. y si.. la última imagen en mi memoria.. esa que jamás podré borrar de mi mente, esa que me he llevado lejos.. muy lejos.. tanto que ahora ya no me puedes ver.. pero yo a tí si.. constantemente.. no hago otra cosa desde arriba.

   Has sido fuerte.. jamás perdiste la sonrisa ni las ganas de vivir.. aún siendo tan pequeña maduraste tan tan rápido que me costaba asimilarlo.. siento haberme ido así, pero no estás sola, ahora tú eres yo y yo soy tú, ese brillo en tus ojos es mio.. esa sonrisa es mía.. esa forma de mirar.. de sentir.. esas ganas de vivir.. eso es ahora lo que a mi me da la vida.. Tú y solo tú.

   Para Marta.. desde el cielo. Con amor.

lunes, 12 de marzo de 2018

Martina y sus Cachitos (3)



   Tras unas cuantas horas en coche, llegábamos por primera vez a este sitio que enseguida nos atrapó por su belleza. La primera imagen que tengo grabada es la entrada desde arriba, con el faro a la derecha y ese enorme prado verde a la izquierda.. ummm… y ese olor a mar… puedo decir que, aunque me he criado en el mar mediterráneo y he pasado largos años en la costa, el olor al mar en el norte, nada tiene que ver con el sur…  

   Ya tenía apalabrado un apartamento, había contactado con el propietario a través de un portal de internet de esos que llevan alquileres, huyendo de las inmobiliarias. Llegamos un poco antes, pero no nos hizo esperar demasiado, aún así estábamos impresionadas con las vistas del nuevo pueblo. El apartamento era muy confortable, unas bigas de madera en el techo iban de un lado a otro del salón, eso lo hacía más agradable y cálido, más pensando en el frío que tiene que hacer ahí en invierno. Dos dormitorios, cocina, un cuarto de baño y un lavadero bastante amplio donde estaban la lavadora y demás chismes. Delante de la casa había un porche con un sofá, todo acristalado y que daba a un pequeño jardín, con terrazo y rodeado completamente por jardineras, todas llenas de plantas y diversos árboles.

   La urbanización parecía tranquila, teníamos piscina, o para ser más exactos, tres piscinas, pista de tenis, pista de baloncesto y de fútbol. Eternos caminos que rodeaban y atravesaban toda la urbanización imitando un pueblo andalusí, todo lleno de vegetación, zonas con césped, palmeras, flores.. Y todo esto a lo largo de un kilómetro. Genial para pasear y respirar aire puro, y lo mejor, es que estaba en primera línea de playa, bueno, eso según se mire, porque aunque no tenga vecinos delante, habrá unos 500 metros hasta la playa, por una pasarela de madera que cabalga sobre infinitas dunas de arena salvaje que cambian de sitio según de dónde soplen los vientos. Vamos, el paraíso ante nosotras.


   Me llevó un tiempo vaciar y colocar tantas cajas y cosas, pero era divertido, necesitaba aires nuevos y aquí lo tenía. Todo comienzo es divertido.


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