martes, 14 de mayo de 2019

Martina y sus Cachitos (5)



   Fue la primera vez que se me ocurrió preparar pollo al limón. Pensé que si los chinos podían... yo también! Supongo que el resultado fue directamente proporcional a la cantidad de veces que lo he vuelto a preparar: Cero.

   Por lo demás, el fin de semana estuvo muy bien. Nos dedicamos a hacer turismo por la zona y ver el pueblo con otros ojos, además coincidía con una feria Medieval navideña que le dio un toque mágico al finde, tan próximo a Navidad.

   Ese año fue de los pocos en que no bajé a visitar a la familia durante las navidades. Entre la cantidad de kilómetros que ahora nos separaban y que hacía menos de un mes que me había embarcado en este nuevo proyecto, no bajé. Me dediqué a vivir esas fechas tan curiosas en otra tierra, y dejarme llevar... Mimetizarme.

   Y así, los primeros días del mes de enero, mi hermano decidió subir para hacernos una visita, y de camino ver amigos que tenía repartidos por la zona de cuando había sido profesor en su primer traslado a un instituto tras aprobar las oposiciones.

   Supongo que tenía ganas de que viniesen, el plan era dar una vuelta por los alrededores, enseñarme los sitios de más interés, y presentarme a algunos de sus amigos para que no me sintiera tan sola.
   Nos fuimos a hacer una ruta a pie por la zona, bastante entretenida. Allí tuve ocasión de charlar un poco con todos, gente muy variopinta, pero en general me cayeron todos muy bien. Cuando llegamos al final del trayecto había una especie de mirador, desde donde se veían unas salinas con algunos patos, y después de hacer una corta parada y un par de fotos, comenzamos la vuelta. Ese trayecto de vuelta lo pasé hablando con Raúl.


RAÚL

  Era el mejor amigo de mi hermano, compañeros de ruta e infatigable compañía. Aunque ahora que mi hermano se había vuelto al sur, habían perdido algo el contacto. Quizás fuese uno de los motivos por los cuales quiso acercarse a mí. Casado y con una hija de 8 años. Aunque cuando yo lo conocí me pareció el hombre más triste del mundo y una gran pena se me agarró al corazón. Desde la primera media hora que estuvimos hablando me dio la sensación de que pedía a gritos alguien con quien poder hablar de "eso" tan grande que escondía dentro.

   Y yo para la gente tengo un sexto sentido o un imán con las causas perdidas. Es lo que tiene ser un ser de luz... cargado con energía positiva y que está deseando compartirla o contagiar al mundo entero de esa sonrisa. Ojalá entonces hubiese sabido que no todo el mundo tiene arreglo... pero me puse manos a la obra...

   Me abrió su corazón. Estaba muy mal con la mujer y no sabía qué hacer... y ahí entro yo, recién divorciada y feliz, recién trasladada y con ganas de comerme el mundo. Vamos un filón... y con mi empeño de hacer sonreír a toda costa a esa alma en pena... vaya par... en menos de una semana le había cambiado la cara, solo soñaba con divorciarse y dejarse llevar. Yo aquí debí perder el rumbo, porque de querer ayudarlo a ser el motivo de un divorcio... se me fue las manos. Pero es cierta una cosa... cuando alguien se ciega... da igual lo que hagas o de qué color pintes el mundo... no sirve!

   En menos de un mes me tenía buscando un alquiler para compartir casa, y en mes y medio parecíamos un matrimonio con 2 hijas compartiendo una mansión.

   ¡Martina abre los ojos! ¿Esto es lo que tú entiendes por ayudar? ¿Cuándo has dejado de escucharte? ¿De verdad te has parado a pensar qué es lo que quieres tú? Eso era verdad... me volqué tanto en ayudarlo a él, que cuando ya estaba curado y en lo más alto, sentí que había llegado el momento de alzar de nuevo el vuelo y desaparecer. Pero ya había perdido 2 años sin darme cuenta y queriendo volver a coger carrerilla fui de mal en peor.

   Así que cuando se terminaba nuestro segundo año del contrato de alquiler, cada uno se fue para un sitio distinto. De alguna manera había llegado el momento de independizarnos y así hicimos, yo me fui a vivir a la playa, que era lo que en ese momento me gritaba mi voz interior, y él se volvió a la ciudad.

   Vuelta a empezar. Aquí fue cuando vi necesario empezar a redactar mi lista personal de mandamientos, para no volverme a torcer en el camino.


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